¿Te gustaría cobrar una renta mensual de por vida? Seguramente, a la gran mayoría de las personas contestaríamos que sí, aunque inmediatamente después comenzaríamos a hacer más preguntas. ¿De cuánto importe? ¿Me daría para dejar de trabajar y mantener el mismo nivel de vida? ¿Tengo que dar algo a cambio?
La realidad es que imaginarse cobrando una renta cada mes hasta que fallezcamos resulta tentador y, al margen de que nos pueda tocar en un sorteo, el actual escenario en el que nos encontramos de tipos más altos ha hecho que un producto que cumple con esta premisa vuelva a estar de moda. Estamos hablando de las rentas vitalicias.
¿Te gustaría cobrar una renta mensual de por vida? Seguramente, a la gran mayoría de las personas contestaríamos que sí, aunque inmediatamente después comenzaríamos a hacer más preguntas. ¿De cuánto importe? ¿Me daría para dejar de trabajar y mantener el mismo nivel de vida? ¿Tengo que dar algo a cambio?
La realidad es que imaginarse cobrando una renta cada mes hasta que fallezcamos resulta tentador y, al margen de que nos pueda tocar en un sorteo, el actual escenario en el que nos encontramos de tipos más altos ha hecho que un producto que cumple con esta premisa vuelva a estar de moda. Estamos hablando de las rentas vitalicias.
La histórica subida de tipos de interés que hemos visto en Europa ha hecho que muchos productos conservadores vuelvan a ofrecer rentabilidades atractivas, como es el caso de las rentas vitalicias, que ahora son un vehículo interesante que pueden ayudar a muchas personas a complementar su ahorro, garantizar su independencia económica y seguir gestionando una renta.
La renta vitalicia es un producto financiero de ahorro que permite recibir una cantidad de dinero fija y de manera periódica -existen distintas modalidades-. Es un tipo de seguro que puede resultar muy útil llegada a una cierta edad para poder contar con una cantidad de dinero periódica y conocida de antemano. Para las personas mayores de 65 años es una forma de complementar su ahorro para la jubilación y de tener liquidez utilizando, por ejemplo, su patrimonio inmobiliario.
Además, las rentas vitalicias cuentan con un beneficio fiscal para las personas mayores de 65 años y que tengan plusvalías por la venta de un activo inmobiliario o financiero. ¿En qué consiste? Si reinvierten la ganancia patrimonial que hayan generado -con un máximo de 240.000 euros- en una renta vitalicia no tendrán que tributar por ella.
¿Cuándo interesa realmente contratar una renta vitalicia?
Vamos a poner el caso de un matrimonio de Madrid que está casado en régimen de gananciales. Ambos tienen 67 años, son jubilados y han decidido vender su residencia de la playa por 700.000 euros. Compraron esta casa hace 20 años por 250.000 euros. ¿Cuál es el impacto fiscal de esta operación?
Al vender la vivienda por 700.000 euros, obtienen unas plusvalías de 450.000 euros, es decir, una ganancia patrimonial de 225.000 euros cada uno. Como es su segunda residencia, no pueden aplicarse la exención fiscal por vender la vivienda habitual siendo mayores de 65 años, así que deberán tributar en su IRPF por la totalidad de lo ganado, lo que se traduce en que cada uno deberá pagar en impuestos 51.630 euros.
¿Qué pasa si deciden contratar una renta vitalicia? ¿Reducen su factura fiscal con Hacienda? Si deciden reinvertir el dinero de la venta en una renta vitalicia pueden disfrutar de una exención fiscal hasta un máximo de 240.000 euros por titular (sobre el importe de venta).
En este caso, si cada uno constituye una renta vitalicia por esos 240.000 euros, tendrá exento el 69% sobre el precio de venta. La ganancia patrimonial por la que no pagan impuestos asciende a 308.571 euros y tributan por los 141.429 euros restantes. Es decir, cada cónyuge en su IRPF deberá declarar una ganancia patrimonial de 70.714 euros. De esta forma, la factura fiscal del matrimonio es de 15.144 euros cada uno. Así, al contratar la renta vitalicia el matrimonio se ahorra un total de 72.971 euros en impuestos.
Las rentas vitalicias, como hemos visto, nos pueden beneficiar por el lado fiscal, pero, además, nos pueden ayudar por el lado financiero al contar con una liquidez de por vida. Y es que, aunque la fiscalidad es importante, nunca deberíamos tomar una decisión financiera pensando únicamente en los impuestos que pagamos. Lo más importante siempre es que el producto encaje dentro de nuestro de nuestro plan personal y que tenga sentido en el marco de nuestro proyecto biográfico y de todo nuestro patrimonio.